lunes, 14 de mayo de 2007

SIN EL CARISMA DE JUAN PABLO, PERO CON LA RIGUROSIDAD DE RATZINGER | Harold Segura

Aparecida, 13 de mayo de 2007

Aparecida del Norte es una pequeña ciudad de Brasil, de 50.000 habitantes, situada en el Valle de Paraíba y localizado en el Estado de Sao Paulo. En medio de la pequeña ciudad se encuentra el santuario de Nuestra Señora Aparecida, cuyo tamaño monumental contrasta con el de la ciudad y con el diminuto tamaño de la imagen que venera. El nombre de la Virgen responde a la historia de su encuentro. Un grupo de modestos pescadores la recogió del Río Paraíba en el año 1717. Primero "pescaron" el cuerpo de la imagen y después su cabeza; hecho que se convirtió en leyenda milagrosa, sobre todo porque minutos después los pescadores obtuvieron una pesca abundante atribuida al hallazgo. Felipe Pedroso, uno de los pescadores, al tomar a la Virgen en sus manos exclamó: "Esta es nuestra Señora que se nos apareció". Desde entonces el nombre de la Aparecida.
Pero volvamos al pueblo de hoy. Aunque pequeño y con miles de peregrinos que llegaron de lejos, sus hoteles registraron baja ocupación. El 30% aún está disponible. También en Sao Paulo se esperaba una asistencia de un millón y medio de personas al acto de canonización de Frai Galvao, pero llegaron 800.000. Y esta mañana, en la misa campal llegaron 150.000 personas, de medio millón que se esperaba. Un sacerdote colombiano me comentaba en el pasillo: "Benedicto no tiene el carisma de Juan Pablo". Y agregaba: "Juan Pablo, en su juventud fue artista y estudió teatro; se comunicaba muy bien con la gente; en cambio Benedicto, desde cuando lo conocemos es un teólogo".
No queda duda de que con Benedicto XVI la teología ha vuelto al solio de Pedro. Estemos o no de acuerdo con su teología (recordemos la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación, en 1984, o la declaración Dominus Iesus, en el año 2000, o la reciente Notificación contra Jon Sobrino) la verdad es que este Papa es un teólogo. Para quienes la teología es nuestra pasión o afición, no podemos desconocer su "Teoría de los principios teológicos: Materiales para una teología fundamental", o su "Introducción al cristianismo" o "Creación y pecado" o "Fe, verdad y tolerancia", o sus textos junto a Karl Rahner, entre muchas obras más.
Es riguroso a la hora de argumentar el dogma. Una muestra de esto es la primera Encíclica de su pontificado, la Deus Caritas est. Una Encíclica que había sido redactada originalmente por Monseñor Paul Josef Cordes, por solicitud de Juan Pablo II. Pero el mismo Monseñor Cordes, en una ponencia magistral que nos ofreció ayer sábado en la tarde, reveló que el nuevo Papa, cuando decidió publicarla la revisó íntegra, y la redactó de nuevo hasta darle "el estilo Ratzinger". Y el estilo Ratzinger es la rigurosidad dogmática. Comienza con las declaraciones formales para después desglosarlas con lujo de argumentaciones deductivas. Es el viejo método deductivo de la teología teocentrista.
Del pastor extrovertido, de discursos pastorales y pontificado extenso se ha pasado ahora a uno introvertido, de discursos rigurosos y pontificado reciente. "Es un Papa de transición", me dicen algunos amigos del CELAM. "Ya vendrá un latinoamericano", lo dicen como si supieran que así será. Pero mientras tanto, está Benedicto, sin las multitudes de Juan Pablo, pero con misma cátedra atenta que ya le conocimos cuando era el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica.
Bienvenida la teología. !No se si es buena noticia!.
Harold

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me parece que es loable el esfuerzo de la Iglesia Bautista y Vision Mundial al enviar a Harold Segura a la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, los evangélicos tenemos que generar acercamientos con los hermanos Católicos (por ellos tambien Cristo murió en la Cruz) Y hay muchos de ellos que le llevan en su corazón, resultado de su peregrinaje espiritual decidido y sincero, por mi parte, procuro acercarme aún hasta a sus eucaristías, si es preciso, todo con el fin de ganar relaciones, pues finalmente el dogmatismo se puede ir reduciendo con esfuerzos que aunque aislados, muestren nuevos rostros de espiritualidad y humanidad.

JULIAN CASTRO RENGIFO
www.unciondeloalto.net
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celular. 311-7683667
Colombia

Anónimo dijo...

Harold, soy Eduardo Sánchez, y te saludo desde Paraguay una vez más. Considero que tu presencia en Aparecida representando (en parte) a UBLA es un privilegio. Voy a enlazar tu blog desde el mío, pues el contenido es interesantísimo.

En mi calidad de teólogo formado en la teología dogmática y filosófica, creo que la subida de Ratzinger a la cátedra de Pedro es en gran medida una bendición. Claro, un Papa como él en cierto modo significará algún endurecimiento del dogma católico --y particularmente me refiero a los dogmas que consideramos más apartados de la revelación bíblica-- pero también significará una purificación y una nueva toma de conciencia del compromiso con Cristo ante la creciente secularización del mundo en que vivimos. La experiencia me lo ha confirmado; cada vez que leo en los diarios algún titular sobre algo que el Papa dijo o hizo, la mayor parte de las veces estoy diciendo «Amén!», porque es algo que deberíamos haber hecho o dicho todos. Es un Papa que, gracias a Dios, no se avergüenza de Cristo ni del Evangelio.