miércoles, 7 de noviembre de 2007

EN SÍNTESIS: APARECIDA, MEJOR DE LO QUE SE ESPERABA

Cada año, cuando se conmemora la muerte de los seis jesuitas y las dos empleadas domésticas asesinados el 16 de noviembre de 1989, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, en San Salvador, Jon Sobrino le escribe una carta a Ignacio Ellacuría (uno de los jesuitas asesinados y quien era el Rector de la Universidad) contándole cómo va el país en el que murieron y cómo está el mundo. Este año Sobrino ha empezado su carta diciendo: «Querido Ellacu: Varias cosas han ocurrido este año, que me recuerda cuando ustedes estaban aquí. Te hablaré de dos de ellas, que ayudarán en estos días de aniversario. En 1979 fue Puebla y este año ha sido Aparecida. Resultó mejor de lo que se esperaba, y no cerró puertas».

Agrega Sobrino que el lema de la Conferencia «fue bueno: ser seguidores de Jesús con la misión de anunciar al Dios bueno y transformar este mundo injusto y mentiroso en un mundo de justicia y verdad». Lamenta, eso sí, «el manoseo final del documento» y le dice a Ellacuría que eso «fue una verdadera lástima» y le agrega algunos detalles: «En alguna curia, sin el conocimiento de los obispos que lo aprobaron, se retocó el texto, sobre todo cuando se habla de las comunidades de base», con el comentario adicional de que «la democracia no es el fuerte de la Iglesia». Sin dejar de criticar los manoseos de la curia, Sobrino rescata los valores de Aparecida.

Recuerdo ahora que el padre Gustavo Gutiérrez, días después de que Benedicto XVI pronunciara su discurso inaugural, también escribió un comentario positivo, en su caso para celebrar las palabras del Papa y reconocer que la opción preferencial por los pobres había sido un tema central. Y dijo que ese tema, tan fundamental para su teología estaba «planteado y puesto sobre la mesa de la Conferencia de Aparecida» y que sería, «de mucha importancia en la asamblea que acaba de comenzar», como, en efecto, lo fue.

Sobrino y Gutiérrez no han sido los únicos teólogos católicos que han reconocido los aportes de Aparecida; también lo han hecho otros de su misma línea autocrítica y profética, José Comblin, entre ellos. Éste ha dicho que «la Conferencia de Aparecida constituye un acontecimiento inesperado. Nace una nueva conciencia. Los obispos recogieron las aspiraciones de la minoría más sensible a los signos de los tiempos. El documento final constituye un motivo de renovada esperanza para los viejos y ofrece algunas orientaciones bien definidas a los jóvenes». Yo me uno a ellos en su perspectiva esperanzada. Desde mi óptica evangélica tengo varias razones para creer así.

En Aparecida se abrieron nuevas puertas para la cooperación ecuménica; se afirmaron convicciones comunes acerca la misión del pueblo de Dios; se constató la centralidad de las Escrituras como «fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora» (DC # 247)1; se profundizó el sentido trinitario de la espiritualidad bíblica; se reconoció la urgencia del discipulado como seguimiento radical del Maestro (DC #282); se renovó la opción preferencial por los pobres; se adquirieron compromisos a favor del nuevo papel de las mujeres, de los laicos, de los indígenas y de los afrodescendientes con miras a la construcción de un Continente con justicia y paz; se aceptó el desafío de trabajar por la integración de los pueblos de América Latina y el Caribe; se asumieron nuevas responsabilidades con el cuidado del medio ambiente, y se construyeron puentes para la reconciliación y la solidaridad.

Muy identificados podríamos sentirnos muchos evangélicos con aquello de que «la naturaleza misma del cristianismo consiste, por lo tanto, en reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo» (DC #244) y que se hace necesario «proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad». (DC #248)

Volviendo a la carta de Sobrino a Ellacuría, le dice que Aparecida no cerró puertas. Y agrega: «Queda por ver si nosotros pasamos de largo, sin entrar en el edificio, o si, con lucidez y compromiso, las abrimos de par en par». Yo espero que se mantengan abiertas, éstas que se acaban de abrir ahora, y que se abran las que aún siguen cerradas (con teológico hermetismo); nos queda, a nosotros los evangélicos, sostener las pocas que hemos abierto y buscar nuevos alientos para abrir las tantas que mantenemos trancadas (con hermético conservadurismo).
«Son las puertas del Señor, por las que entran los justos». (Sl 118:20)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

ECUMENISMO:

Políticamente correcto; pastoralmente incierto


Septiembre 11 de 2007
Por Harold Segura


Hace pocos días se publicó el Documento Conclusivo de Aparecida, ahora en su formato físico (¡no hay como el libro que huele a tinta!). El padre Crisóforo Domínguez (México), nuevo Secretario del Departamento de Comunión y Diálogo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), tuvo la amabilidad de regalarme una copia, la que me entregó la semana pasada en una breve visita que hice a Bogotá. Confieso que, aunque el Documento ya estaba en su versión electrónica desde hacía más de un mes, me había resistido a leerlo en la pantalla (pertenezco a esa generación que asocia el placer de la lectura al olor del papel y la textura de las hojas). De modo que, ya con el libro en mano, me dispuse a leerlo comenzando por las secciones de mi mayor interés. Después de releer la carta del Papa y de revisar la introducción, me dirigí a la última parte del capítulo quinto (5.5.1), y a las otras secciones donde se encuentran los párrafos del diálogo ecuménico e interreligioso.

No pude evitar hacer el ejercicio —no sin cierta malicia— de conocer las diferencias entre la última versión aprobada por los obispos el último día de la Asamblea y esta versión final. ¡Cómo evitarlo ante las polémicas creadas alrededor de los cambios! Las leí, las revisé, las comparé y, como en las demás secciones, quedó casi todo (me siguen pareciendo exageradas las protestas por los «recortes» al documento. No porque no los haya habido, sino porque los que se hicieron son representativos de las tendencias mayoritarias de los obispos que tuvieron voz y voto). En cuanto al ecumenismo estos son los cambios:


El padre Ronaldo Muñoz (Chile), al comentar estos cambios dice que en Aparecida sí se escuchó a los observadores evangélicos (soy testigo de eso) y que, como fruto de esos diálogos, «se promueve con esperanza el ecumenismo». Agrega Muñoz que las modificaciones que se introdujeron por parte de la Comisión de Redacción —porque ya sabemos que no fue el Papa— reflejan miedo y «preocupación porque la participación católica sea más controlada, incluso por el Vaticano». También estoy de acuerdo con esta apreciación. Es decir, para la Iglesia Católica el ecumenismo es un «camino irrenuenciable» (# 227), siempre y cuando se transite con las debidas precauciones (a veces demasiadas) y se acaten «las normas del Magisterio». Siempre ha sido así. Y esa cautela no tendría nada de infortunada si, en la práctica, no entorpeciera las acciones pastorales ni retardara el testimonio común.


Tantas restricciones (baste ver el Código de Derecho Canónico) explican, en parte, por qué en las últimas décadas los textos acerca del ecumenismo oficial se miden por kilómetros y las acciones ecuménicas (efectivas y concretas) por milímetros. Ejemplo de lo anterior son las relaciones entre católicos y bautistas. La Alianza Mundial Bautista, AMB, y su expresión continental, la Unión Bautista Latinoamericana, UBLA, (organización a la que tuve el honor de representar en Aparecida) han sostenido diálogos formales desde 1984. El Vaticano, por medio del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y la AMB, por medio de la Comisión de Doctrina y Relaciones Intereclesiales, se han reunido en seis ocasiones: en Berlín Occidental (1984), en Los Ángeles (1985), en Nueva York (1986), en Roma (1987), en Atlanta (1988) y, la última, en diciembre de 2003, en la ciudad de Buenos Aires, en el aúla de docentes del Seminario Internacional Teológico Bautista. En este último encuentro se me concedió el privilegio de participar como uno de los representantes latinoamericanos y de responder la ponencia magistral del Cardenal Walter Kasper (Alemania)1.


En estos encuentros católico-bautistas se han señalado varios puntos de acuerdo teológico; también las infaltables divergencias doctrinales. Se ha afirmado la necesidad del respeto, de la comunión fraterna y del testimonio común. Se ha dicho que «cuando nos esforzamos por vivir como testigos del Evangelio, surgen las coincidencias que nos unen». Pero, a pesar de las declaraciones, poco o nada ha pasado en el campo de los compromisos prácticos. Razones tengo para pensar que la Iglesia Católica, en materia ecuménica, es políticamente correcta, pero pastoralmente incierta. Una cosa son las encíclicas, las exhortaciones apostólicas y las cartas pastorales, y otra diferente los planes pastorales que se suscriben en las Conferencias Episcopales de cada país. No dudo de la importancia que tienen las declaraciones oficiales, pero dudo de la voluntad cristiana para romper las desconfianzas (que son mutuas) y caminar juntos tras la misión. Entre prevenciones eclesiales, pulcritudes doctrinales y recelos históricos nuestro ecumenismo en América Latina y el Caribe trascurre sin mucho qué mostrar. Sobran las conceptualizaciones y falta el testimonio.


Eso fue lo que dije —o quise decir— en una entrevista amable que me hizo Pepe Marmol, de la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC) 2, segundos después de la foto oficial con todos los obispos (el lunes 28 de mayo, en Aparecida, inmediatamente después de la misa). Estaba haciendo frío; Pepe «me disparó» dos o tres preguntas, y yo, para defenderme —del frío y de la mirada incisiva del periodista—, dí una respuesta que sirvió para este titular: «Falta compromiso ecuménico para la misión». En ese momento ya se había aprobado la penúltima versión del Documento Final y se conocía el tenor de los párrafos ecuménicos. Había motivos para la celebración, tanto por el contenido como por la extensión de esa sección (# 227-234): tres páginas dedicadas al tema. En fin, no faltaba agregar más al texto aprobado; lo que faltaba es lo que ha faltado siempre: actitud ecuménica para arriesgarnos a servir juntos y dar testimonio del Jesús al que seguimos.


Lo escrito, escrito está… y en Aparecida bien escrito está. «No hay que hacer más que una cosa», enseñaba el insigne Cardenal Yves Congar (1904-1995), «ser fieles, trabajar con todas las fuerzas dentro de la fuerza misma de Su gracia. Él sabe ya el resultado».3 Eso es lo que hace falta: trabajar con todas las fuerzas. ¿Lo haremos?

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1 Los otros representantes latinaomericanos fueron: Nancy Bedford (Argentina), Josué Fonseca (Chile), Amparo de Medina (Colombia), Raúl Scialabba (Argentina), Paul Eustache (Venezuela), Alberto Prokopchuk (Argentina), Nilton do Amaral Fannini (Brasil), Tomas Mackey (Argentina) y Carlos Villanueva (Argentina).
2 http://www.oclacc.org/index.php?id_seccion=41&id_noticia=3145
3 Yves M. J. Congar, Iniciación al ecumenismo, Editorial Herder, Barcelona, 1985, p. 49.

sábado, 25 de agosto de 2007

EL DOCUMENTO DE APARECIDA, ¿DESAPARECIÓ?

San José, Agosto 25 de 2007
Los reclamos que se esperaban han llegado. Dicen que el documento final, es decir, la cuarta versión acordada el último día de la Quinta Conferencia (el jueves 31 de mayo antes del almuerzo) no es la misma que aprobó el Papa Benedicto XVI. Uno de los reclamos más sentidos proviene de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB). Opina un grupo de sus representantes reunidos en Santo Domingo que no se trata apenas de cambios en el documento, sino de "un cambio del documento". En un comunicado dirigido a los Obispos de América Latina y El Caribe dicen: "Nos entristece que el trabajo hecho por ustedes en Aparecida haya sido atropellado. Eso afecta el conjunto de la Iglesia Latinoamericana y Caribeña y, de modo especial, a las Comunidades Eclesiales de Base, anulando su identidad eclesial y su originalidad".

En lo que atañe a las CEB, la cuarta versión reconocía (#193) que "En la experiencia eclesial de América Latina y El Caribe, las Comunidades Eclesiales de Base con frecuencia han sido verdaderas escuelas que forman discípulos y misioneros del Señor". También que estaban "Arraigadas en el corazón del mundo", que eran "espacios privilegiados para la vivencia comunitaria de la fe, manantiales de fraternidad y de solidaridad, alternativa a la sociedad actual fundada en el egoísmo y en la competencia despiadada". Y no sólo se hacía este reconocimiento de su significado eclesial; también se hacía el siguiente compromiso (# 194): "Queremos decididamente reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de las CEB, en el seguimiento misionero de Jesús. Ellas han sido una de las grandes manifestaciones del Espíritu en la Iglesia de América Latina y El Caribe después del Vaticano II".

Pero en el Documento Conclusivo (autorizado por el Papa el 29 de julio), aunque dedica varios números a las CEB, no usa el mismo tono afirmativo; por el contrario, alegan sus representantes, "se ha modificado la expresión de estima y la declaración de apoyo que Ustedes nos manifestaron... transformándose en advertencias y amonestaciones... ignorando el proceso de los últimos 25 años". Tenemos, entonces, que la celebración se convirtió en amonestación y la promoción en advertencia.

Uno de los más agudos críticos de este cambio de redacción es el sacerdote argentino Eduardo de la Serna. Al padre Eduardo tuve el gusto de conocerlo en Aparecida y de intercambiar algunas palabras con él en dos o tres ocasiones. Persona amable. Él formó parte del Grupo Amerindia, que ofreció asesoría teológica a varios obispos. Por esos día yo no sabía que este presbítero de la Diócesis de Quilmes era una de "las piedras en el zapato" de la Conferencia Episcopal Argentina y un avezado defensor de los movimientos eclesiales comprometidos con los sectores más pobres, además de primo lejano del emblemático Ernesto "Che" Guevara. De la Serna le ha escrito al ex-presidente del CELAM, Cardenal Francisco Javier Errázuriz acusándolo de "abuso de poder" y solicitándole "que los obispos pidan al Santo Padre la restitución de los textos como fueron emitidos desde Aparecida, salvo las evidentes correcciones de estilo".

El reglamento que recibimos los participantes el primer día de la Conferencia era claro en señalar que el Documento no sería oficial hasta cuando el Papa autorizará la versión conclusiva. Sobre este asunto nunca hubo dudas. Pero ahora se dice ---y esto es lo que ha generado más reclamos--- que los cambios no los hizo el Vaticano, sino la Comisión de Redacción junto con la Presidencia de la Conferencia. Todo parece indicar que así fue. Benedicto XVI leyó el documento y lo autorizó, sin más. De modo que no fue allá donde ocurrió "la transmutación" sino aquí. "No hay cuña que más apriete que la de su propio palo", decía mi abuela María.

Además de los obvios cambios de redacción y de estilo hay cuarenta párrafos alterados, según el detallado registro del teólogo chileno Ronaldo Muñoz (también integrante del Grupo Amerindia y asesor en Aparecida). Dice el padre Muñoz "A veces, el cambio consiste en una censura (se elimina una palabra o una frase, o una parte más larga del párrafo en cuestión). Otras veces, es una interpolación (se intercala algo ajeno al original). O bien, consiste en ambas cosas a la vez (se reemplaza una cosa por otra)".

Pero, padre Rolando (desde aquí mi saludo y el cariño de siempre), con el respeto que le tengo a usted y a los demás católicos y católicas que se han sumado al reclamo (además de respeto, tengo pública simpatía), permítame opinar que si esos cambios que se hicieron "a última hora" fueran considerados de nuevo por el plenario de los obispos, ellos los aprobarían con aplausos. Ese documento "adulterado" sí representa, y muy bien, a la mayoría de los obispos que tuvieron voz y voto en la Conferencia. De eso no me queda la menor duda.

Aunque ni usted ni nuestros amigos y amigas de Amerindia participaron en las deliberaciones (cuánto me hubiera gustado verlos en ellas), conocen muy bien la orientación pastoral y teológica de los obispos que estuvieron en la Asamblea. Sus reclamos (aceptables, válidos y ciertos) son los reclamos de "otra Iglesia", la que denuncia sin mirajes las falacias del neoliberalismo, la que dialoga ecuménicamente sin tantas reservas, la que lee la realidad desde la óptica de los más pobres, la que celebra la cristología de Sobrino sin que le importe las notificaciones del Cardenal Levada, la que lee la Biblia en las comunidades atendiendo a lo que ella dice antes que a lo que ha dicho el Magisterio, la que sigue soñando con Medellín (1968) y teniendo pesadillas con Aparecida; la que no entró a las sesiones de Aparecida (no olvidemos que entró la cúpula eclesiástica) pero que ahora reclama por lo que desapareció.

Lo que desapareció, nunca estuvo (por lo menos en el corazón de todos los obispos), o estuvo por un momento (habría que hacer el análisis comparativo de las cinco versiones del documento para darse cuenta de esto). Más del 85% del documento quedó intacto. Esto también es cierto y debe decirse. Y sobre la base de lo que sí apareció hay esperanza para seguir caminando juntos y para celebrar la fe común que nos ha unido. "De la esperanza vive el cautivo", decía mi abuelo Joaquín.

Harold

jueves, 9 de agosto de 2007

!NO SOY ECUMÉNICO!, por favor, no me ofendan

En junio del 2006 se celebró en Buenos Aires, para más señas, en el centro cultural más importante de la ciudad, el Luna Park, un encuentro de la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo, CRECES. Encuentros como estos son cada vez más comunes, en los que católicos y católicas del movimiento carismático, se reúnen en un mismo lugar con evangélicos y evangélicas pentecostales para celebrar su experiencia de fe. Cantan, oran, predican, danzan y celebran con alborozo la dicha del Espíritu. Allí no valen las prevenciones de los obispos ni las advertencias de los pastores. Se reúnen, y punto; con o sin los obispos, con o sin los pastores.

Lo nuevo en esa ocasión fue la presencia de Marcos Witt, el conocido músico cristiano. Cantó y encantó. Era fácil ganarse la simpatía de un auditorio repleto de entusiasmo. Siete mil personas estuvieron aquella noche, incluso el cardenal Jorge Bergoglio, de Buenos Aires, quien recibió de rodillas la bendición de los presentes. El inconveniente vino después y fue para el músico mexicano cuando un periodista chileno escribió un artículo con el título "Marcos Witt y el ecumenismo: Quiero caminar por esta vereda diferente" (a mí, la última frase me suena a bolero cubano). El periodista "culpó" a Witt de ecuménico, y éste contraatacó diciendo que la noticia era amarillista. En la carta de respuesta escribió que se había cometido un grave error al anunciar que había cambiado de "rumbo ministerial hacia un ecumenismo eclesiástico, cosa que no puede ser más lejos de la verdad". Y añadió: "soy cristiano, evangélico y firme seguidor de Jesucristo. El hecho de que alguien cuestione eso no es solamente ilógico, sino ofensivo”.

Me pregunto, ¿será que Witt no sabe lo que significa ser ecuménico? Parece que no, porque miren ustedes como usa la palabra ecumenismo como antónimo de cristiano y de seguidor de Jesús. Es seguro que no conoce lo que eso significa puesto que se siente ofendido con el calificativo y aclara que sólo quiso "actuar con respeto y apelando al diálogo y a la comprensión".

Pero seamos sinceros. La mayoría de evangélicos y evangélicas —por lo menos por estas tierras de Colón— huyen, se asustan y les produce pánico paralizante la palabreja "ecumenismo". Es cierto. En años pasados ser ecuménico era sinónimo de ser comunista (y esta última palabra no sólo produjo susto, sino que condujo a la persecución y a la “caza de herejes”); después pasó a significar ser teólogo de la liberación (aunque la verdad es que muchos de ellos no fueron los más ecuménicos); ahora resulta que significa ser un traidor a la causa Jesús y dejar de ser “embajador evangélico del Cuerpo de Cristo”.

Mi vieja profesora de castellano nos enseñaba la diferencia entre significado y significante. Decía ella que el significante es el contenido semántico de la palabra y lo que de ella se dice en el diccionario, y el significado la representación psíquica que produce el mismo término. Para nuestro caso, una cosa es lo que el diccionario dice acerca del ecumenismo (significante) y otra la que nos produce la palabra ecumenismo (significado) en el lenguaje corriente de nuestras iglesias. Veamos: el origen de la palabra ecumenismo proviene del griego oikoumene que significa “habitar”. Es, en su sentido literal, “la tierra habitada”. Está relacionada con una forma de concepción del mundo de manera amplia, universal, donde hay un lugar para que todos. En su sentido de “tierra habitada” se usa en el Salmo 24:1, en Lucas 4:5, en Hechos 11:28 y en Romanos 10:18, entre otros. En la tradición cristiana, de manera particular desde comienzos del siglo pasado, el ecumenismo designa las relaciones amistosas entre las diferentes Iglesias, la comunión fraternal entre los cristianos y cristianas y la búsqueda de caminos comunes para servir al mundo en el nombre de Jesús. Hasta aquí el significante; pero es diferente “la representación psíquica” que produce el término —¡que nos ayude Freud!—.

Reconozco que el término, en su significado, es ambiguo y resbaloso. Con razón cayó Marcos Witt (“cualquiera resbala y cae”). Dijo que no era ecuménico (lo fue por una noche), que eso lo ofendía, pero al mismo tiempo expresó que quería ser respetuoso, dialogante y comprensivo. Es decir, quiere ser ecuménico (desconozco con qué profundidad y por cuántas noches), pero sin que lo llamen ecuménico. ¡He ahí el embrollo!. Y yo, para mis adentro, pienso: me quedo con quienes de corazón quieran ser abiertos, generosos, se atrevan a dialogar y se arriesguen a trabajar juntos, aunque se ofendan cuando los llamen ecuménicos. Digo que prefiero a estos sobre algunos que por años han pedido que los llamemos ecuménicos (y hasta se ofenden cuando se les llama evangélicos), pero que en la vida diaria han dado muestras de estrechez y de falta de diálogo; los que en la práctica han hecho del ecumenismo una muralla de puerta cerrada con territorios propios para sus luchas de poder.

“Cuídese, Harold”, me decía un obispo en Aparecida, Brasil. “Entre nosotros hay muchos que se llaman ecuménicos, pero no lo son”. “Ya lo se, Monseñor”, le respondí, “es igual entre los nuestros”.

De los que se llaman ecuménicos sin serlo, ¡Líbranos, Señor! que de los que quieren serlo, aunque no les guste que les digan lo son, me libro yo. Líbrame, Señor, de los significados insignificantes. Ayúdame a trabajar con todos por los insignificantes del mundo. Amén.

Harold

jueves, 19 de julio de 2007

UN AMIGO SERÁ SIEMPRE UN HERMANO

Ayer en la tarde tuve el gusto de visitar en su despacho de la Conferencia Episcopal de Costa Rica a su Presidente, Monseñor José Francisco Ulloa, Obispo Diocesano de Cartago. Fue muy amable; tanto como lo fueron los demás Obispos durante las tres semanas en Aparecida, Brasil. Sea este el momento para reconocer la generosidad con la que nos trataron a los observadores evangélicos.

Al Obispo lo encontré el sábado pasado en el aeropuerto de Panamá cuando él regresaba de La Habana después de concluir la XXXI Asamblea del CELAM, y yo de Curitiba, Brasil, de una reunión de trabajo. Monseñor Ulloa venía acompañado del Obispo de Puntarenas, Fernández Guillen. Yo venía con mi esposa. En esto de quién acompaña a quien también se notan las diferencias confesionales entre los pastores católicos y nosotros los pastores evangélicos. El celibato nos diferencia desde 1139 cuando el Papa Inocencio II decretó el celibato obligatorio para todos los sacerdotes, Claro, este tema no fue precisamente el que escogimos para conversar.

Hablamos de la Conferencia de Aparecida (experiencia grata para ambos), de Visión Mundial Internacional y de mi responsabilidad con ella (coincidimos en la necesidad de trabajar a favor de los más pobres) y del reciente documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (con el cual, como es de suponer, diferimos). En la lógica doctrinal de un prelado católico no puede haber más que lealtad al Magisterio de su Iglesia y apego a sus doctrinas. La Iglesia es la Iglesia y sólo resta la esperanza de que las comunidades eclesiásticas un día vuelvan a ella, cual ovejas descarriadas al redil (el conocido ecumenismo de retorno). Él no lo expresó en esos términos (la conversación fue muy cordial y amistosa), pero lo que dijo era suficiente para que se captara el mensaje.

Pero esto no fue lo más importante de nuestro encuentro; sólo lo reseño por la actualidad del tema. Lo que en realidad importó fue la acogida generosa que me ofreció Monseñor Ulloa. Es una persona cálida y sincera. Me regaló el libro "La palabra social de los Obispos costarricenses (1893-2006)", yo le entregué mi "Más allá de la utopía. Liderazgo de servicio y espiritualidad cristiana". Me dijo que lo leería. Le prometí lo mismo con su obsequio. Nos animamos a seguir hablando de cómo promover la unidad en las diferencias y considerar vías de cooperación para trabajar por los más pobres de Costa Rica. !Razones hubo para salir agradecido! La unidad entre los hermanos es más fácil cuando existe la calidez de los amigos; allí donde las doctrinas distancian y condenan, el factor humano acerca y redime. Recuerdo ahora a Demetrio de Falera (siglo III AC) quien decía que "un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano". Así es.

Harold

domingo, 15 de julio de 2007

¿ECUMENISMO A PESAR DE TODO?

Los antiecuménicos de siempre y los antiecuménicos de ahora (que eran los ecuménicos de antes) se han unido en estos días para exponer, como trofeo de caza, los titulares publicados por los medios de comunicación a raíz del documento vaticano en el que se ratifica la antigua doctrina de que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo. Alegan que ahora sí hay razones para suspender todo indicio de cooperación. Dicen que ahí está lo que faltaba para silenciar el diálogo y no hablar más de la Unidad.

Vayamos por partes. El Cardenal William Levada, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, firmó el pasado 29 de junio un documento titulado "Respuestas a cuestiones relativas a algunos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia" en el que se reafirma que Cristo "ha constituido en la tierra una sola Iglesia"; que "solamente en ella han permanecido todos los elementos instituidos por Cristo mismo", y que ella "es la única Iglesia de Cristo". Según el documento, a las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma del siglo XVI no se les debe conceder el título de "Iglesia" puesto que "no tienen sucesión apostólica mediante el sacramento del Orden" y "no han conservado la auténtica e íntegra sustancia del Misterio eucarístico". En consecuencia, las comunidades evangélicas son comunidades cristianas, pero no Iglesias.

Se recuerda también que a las Iglesias Orientales sí se les llama "Iglesias". Ellas "tienen verdaderos sacramentos", "sucesión apostólica", "sacerdocio", y "Eucaristía". Por lo tanto, desde el Concilio Vaticano II "merecen el título de Iglesias particulares o locales, y son llamadas Iglesias hermanas de las Iglesias particulares católicas".

Si se me permite explicar el tema usando el argot futbolístico de estos días diré, entonces, que hay unas Iglesias que clasifican, otras que no entran ni "a los octavos de final" y una que se gana la Copa. Además, la que se gana la Copa, se la gana siempre y es, además, la que organiza el campeonato. Las comunidades evangélicas no entran a la final ni "por el sistema de repechaje", ni tienen derecho a "tiempo extra", ni mucho menos a tiros desde el punto penal (ya lo tuvieron en el siglo XVI y Lutero no quiso cobrarlos). No clasificaron por dictamen del árbitro (que, dicho sea de paso es el Director Técnico del equipo que siempre gana la Copa). Las Iglesias Orientales, por su parte, sí "pasaron"; jugaron la final y aunque la perdieron por varios goles en contra se llevaron un decoroso segundo lugar y merecen (es asunto de méritos) una Copa para alentar a sus seguidores. Por estos lados del fútbol ¿no será que comprendemos mejor los intríngulis de nuestras eclesiologías y se nos hacen menos amargas sus sentencias? No lo sé.

Entonces, una sola es la Iglesia (lo cual no es noticia nueva; ya nos lo habían recordado en la Dominus Iesus), algunas son Iglesias hermanas y otras Comunidades cristianas. El Cardenal Levada (el mismo de la Notificación en contra del padre Jon Sobrino), con la anuencia del Papa Benedicto XVI (su inmediato antecesor en la Sagrada Congregación), decidieron publicar estas respuestas con el ánimo de enseñar a los católicos y católicas que no hay por qué pensar que el Concilio Vaticano II se retractó de la doctrina de la Iglesia. Levada escribe para aclarar el "significado auténtico de algunas expresiones eclesiológicas que corren el peligro de ser tergiversadas en la discusión teológica". Y es bien sabido que muchos teólogos y teólogas católicos, inconformes con las declaraciones de su Magisterio, han procurado una hermenéutica más abierta para demostrar que el Vaticano II si fue más inclusivo y respetuoso con las demás expresiones de la fe cristiana. A estos es a quienes se les advierte ahora no seguir tergiversando la eclesiología.

Concuerdo con que estas declaraciones son inoportunas, impertinentes y lamentables (para algunos, fastidiosas). Estoy de acuerdo y acompaño ciertas voces de indignación, como las del Rev. Israel Batista, Secretario General del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), también las emitidas por la Federación de Iglesias Evangélicas de España (FEREDE) y las de Georges Lemopoulos, Secretario Adjunto del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), entre muchas otras. También expreso mi solidaridad con centenares de católicos y católicas que han protestado contra el documento; estos son los que más sufren los desaciertos del Vaticano. Pero, así como concuerdo con los ofendidos (evangélicos) y me uno al lamento de los afectados (católicos), me pregunto: ¿Acaso no tiene cada fe el legítimo derecho a sus errores? y ¿quién ha dicho que los errores de unos deben ser recibidos como verdades para todos? Y ¿por qué ahora algunos evangélicos reaccionan como si su acreditación eclesiológica dependiera del magisterio católico? Y también me pregunto, ¿qué si la Iglesia Católica decidiera tomarse tan a pecho todas las descalificaciones y las ofensas teológicas —eclesiológicas, escatológicas, soteriológicas, pnumatológicas y otras tantas “ilógicas”— que se le han propinado por parte de muchas iglesias evangélicas? Porque, la verdad sea dicha: cuando algunos sectores evangélicos se refieren a la Iglesia Católica, lo hacen con una virulencia inusitada. Algunos improperios hacia el catolicismo no son nada comparables a los académicos y formales términos de exclusión que usa la Sagrada Congregación para las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma.

Si la Iglesia Católica reafirma que ella es la única Iglesia de Cristo y que los evangélicos no somos Iglesia, entonces quienes se deben preocupar (y ya lo están) son los mismos católicos y católicas. Es suya la Sagrada Congregación, es suyo el Cardenal Levada y suyo el Concilio de Trento y el Vaticano I (porque el Vaticano II es de todos). Una religiosa a quien aprecio y respeto me escribió en estos días diciendo: "Harold… yo no sé lo que pasa en el Vaticano... cuando creíamos que podíamos esperar vientos mejores, todo vuelve a lo antiguo, lo cerrado y lo autosuficiente". Y un laico católico compañero de Visión Mundial me escribió: "Harold, no comparto la declaración", y agrega que "este centralismo de Roma" es preocupante; lo califica de "poder arrogante".

Por eso, hoy me alarmo tanto por las acciones de la Iglesia Católica (en mi opinión inoportunas) como por las reacciones evangélicas (en mi opinión desentonadas). No se cuál de las dos es peor. Algunos evangélicos piden que nos levantemos y le digamos al mundo que somos auténtica Iglesia de Cristo. Y además, que dejemos todo intento de diálogo y no busquemos cooperar con quienes no reconocen ese auténtico carácter eclesial. ¡Como si el peregrinaje ecuménico a favor de la vida dependiera de este acuerdo! José Míguez Bonino, patriarca evangélico en la caminata ecuménica, se refería hace ya varios años a la necesaria "variedad en tensión" que nos condujera a una pastoral que tuviera en cuenta "los mecanismos normales de resolución... de conflictos" (1992). Sabia lección para atemperar las reacciones.

Entonces, ¿ecumenismo a pesar de todo? No; de ninguna manera. No creo que a pesar de todo, y mucho menos que se haga a cualquier precio, pero sí a pesar de estas diferencias doctrinales (muy antiguas, por cierto) a las cuales cada confesión tiene derecho. Afirmo la urgencia de un ecumenismo orientado a la vida (ecumenismo de misión), al servicio de las personas más necesitadas del mundo, comprometido con la paz y la justicia, dispuesto a dar testimonio del amor de Dios en el mundo. Y a mí, como al conocido teólogo belga George Casalis, "El futuro del ecumenismo no me interesa en lo más mínimo, si no lleva a pensar en primer lugar, en el futuro del ser humano y a trabajar a favor de ese futuro". Y es precisamente ese futuro el que está en peligro; no por las impertinencias de nuestras eclesiologías imperfectas, sino por las inclemencias de la exclusión social, la pobreza, la injusticia, el dolor y la muerte.

¿Podremos trabajar juntos en bien de la vida? El documento conclusivo de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, reunida en Aparecida, dijo que eso era posible y, además, un camino irrenunciable: “La comprensión y la práctica de la eclesiología de comunión nos conduce al diálogo ecuménico. La relación con los hermanos y hermanas bautizados de otras iglesias y comunidades eclesiales es un camino irrenunciable para el discípulo y misionero” (#227). Y yo, prefiero por ahora, aguardar con esperanza que esto se cumpla. Soy dueño de mi esperanza —terca, pero no ingenua— como otros de su fatiga y muchos de sus contradicciones.

lunes, 4 de junio de 2007

6 de junio: Chat con Harold Segura


El próximo miércoles (6 de junio) a las 22:00 horas (hora española) Harold Segura mantendrá un diálogo en torno al CELAM en LUPACHAT. ¡Regístrate ahora mismo!

viernes, 1 de junio de 2007

Ayer fue la última entrega desde Aparecida. Gracias. ¿Desea ver unas fotografías? | Harold Segura



(1) Ya estoy de nuevo en Costa Rica. Desde aquí les envié la última de las notas acerca de la V Conferencia del Episcopado. Les agradezco la amabilidad que tuvieron de seguir las crónicas y de compartir conmigo esta experiencia. Hice lo que a mi me hubiera gustado que hicieran conmigo si yo no hubiera estado en Aparecida. Por eso, además de las notas tomé fotos de las cuales les comparto 20 que pueden ver aquí: http://picasaweb.google.com/harold.segura/VConferenciaEpiscopal?authkey=4UvGWVtvLM8


(2) Espero escribir unas breves notas más con asuntos que no traté y con comentarios del texto final que expedirá el Papa. Esas notas aparecerán en el Blog de LUPAPROTESTANTE en esta dirección: http://www.desdeaparecida.blogspot.com/ Aquí tiene acceso también a todas las crónicas publicadas en los días anteriores.

Si desea recibir información del Blog cada que se publique algo nuevo y de otros recursos publicados por LUPAPROTESTANTE, puede inscribirse aquí: http://www.lupaprotestante.es/suscribir.php

(3) Y por último, este miércoles 6 de junio tendremos en LUPAPROTESTANTE dos horas para un diálogo-chat con quienes deseen conversar sobre Aparecida. Será a partir de las 14:00 hs., hora de Costa Rica (15:00 hs de Colombia, las 17:00 hs de Brasil y las 22:00 hs. en España) Si desea participar debe inscribirse aquí: http://www.lupaprotestante.es/lupachat/
De nuevo, gracias y feliz fin de semana.


Harold

APARECIDA APENAS COMIENZA | Harold Segura

Aparecida, 31 de mayo de 2007


Hoy jueves terminó la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Sólo faltaban los actos protocolarios de clausura, la Misa final y un almuerzo en el Seminario Mayor de Aparecida, allí donde pasó una noche Benedicto XVI durante su reciente visita. El Mensaje Final fue aprobado ayer y su lectura formó parte del programa de clausura. Su lectura estuvo a cargo del Cardenal Julio Terrazas Sandoval (Bolivia). Al final de esta nota adjunto el texto completo que, como lo intuí al comienzo de la semana, ha gustado mucho a los progresistas (liberacionistas) y poco a los del ala tradicional. También se aprobó la cuarta redacción del Documento Final. A éste último se le hará una nueva revisión antes de enviarlo al Papa para su aprobación definitiva. La versión de ayer sigue siendo "no oficial". De modo que la definitiva estará disponible para el público a mediados de julio, según parece.



Se esperaba que la Comisión de Redacción haría nuevos cambios; y así fue. La nueva versión tiene diez capítulos (la anterior tenía ocho); algunos temas cambiaron de lugar; se introdujeron algunos temas nuevos; se ampliaron otros; en fin, se mantuvo el enfoque central de la penúltima versión, pero con algunos cambios significativos. Mi buen amigo, el Padre Lauren Fernández, Director de la Fundación Verbo Divino, en Quito, Ecuador, opina que este nuevo documento, con sus más de cien páginas, "se parece a un gran campo que produce toda clase de plantas" y que necesitaremos trabajar mucho para "encontrar los frutos apropiados, o las perlas escondidas en ese campo". ¿Quiéren conocer el nuevo índice?

INTRODUCCIÓN
PRIMERA PARTE: LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY
CAPÍTULO 1: LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
1.1 Acción de gracias a Dios
1.2 La alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo
1.3 La misión de la Iglesia es evangelizar

CAPÍTULO 2: MIRADA DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SOBRE LA REALIDAD
2.1 La realidad que nos interpela como discípulos y misioneros
2.2 Situación de nuestra Iglesia en esta hora histórica de desafíos

SEGUNDA PARTE: LA VIDA DE JESUCRISTO EN LOS DISCÍPULOS MISIONEROS CAPÍTULO 3: LA ALEGRÍA DE SER DISCÍPULOS MISIONEROS PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE JESUCRISTO
3.1 La buena nueva de la dignidad humana
3.2 La buena nueva de la vida
3.3 La buena nueva de la familia
3.4 La buena nueva de la actividad humana:
3.5 La buena nueva del destino universal de los bienes y ecología
3.6 El continente de la esperanza y del amor

CAPÍTULO 4: LA VOCACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS A LA SANTIDAD
4.1 Llamados al seguimiento de Jesucristo
4.2 Configurados con el Maestro
4.3 Enviados a anunciar el Evangelio del Reino de vida
4.4 Animados por el Espíritu Santo

CAPÍTULO 5: LA COMUNIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS EN LA IGLESIA
5.1 Llamados a vivir en comunión
5.2 Lugares eclesiales para la comunión
5.3 Discípulos misioneros con vocaciones específicas
5.4 Los que han dejado la Iglesia para unirse a otros grupos religiosos
5.5 Diálogo ecuménico e interreligioso

CAPÍTULO 6: EL ITINERARIO FORMATIVO DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
6.1 Una espiritualidad trinitaria del encuentro con Jesucristo
6.2 El proceso de formación de los discípulos misioneros
6.3 Iniciación a la vida cristiana y catequesis permanente
6.4 Lugares de formación para los discípulos misioneros

TERCERA PARTE: LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS PUEBLOS
CAPÍTULO 7: LA MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS AL SERVICIO DE LA VIDA PLENA
7.1 Vivir y comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos
7.2 Conversión pastoral y renovación misionera de las comunidades
7.3 Nuestro compromiso con la misión ad gentes

CAPÍTULO 8: REINO DE DIOS Y PROMOCIÓN DE LA DIGNIDAD HUMANA
8.1 Reino de Dios, justicia social y caridad cristiana
8.2 La dignidad humana
8.3 La opción preferencial por los pobres y excluidos
8.4 Una renovada pastoral social para la promoción humana integral
8.5 Globalización de la solidaridad y justicia internacional
8.6 Algunos rostros sufrientes que nos duelen

CAPÍTULO 9: FAMILIA, PERSONAS Y VIDA
9.1 El matrimonio y la familia
9.2 Los niños
9.3 Los jóvenes
9.4 El bien de los adultos mayores
9.5 La dignidad y participación de las mujeres
9.6 La responsabilidad del varón y padre de familia
9.7 La cultura de la vida y su defensa
9.8 El cuidado del medio ambiente

CAPÍTULO 10: NUESTROS PUEBLOS Y LA CULTURA
10.1 La cultura y su evangelización
10.2 La educación como bien público
10.3 Pastoral de la Comunicación Social
10.4 Nuevos areópagos y centros de decisión
10.5 Discípulos y misioneros en la vida pública
10.6 La Pastoral Urbana
10.7 Al servicio de la unidad y de la fraternidad de nuestros pueblos
10.8 La integración de los indígenas y afrodescendientes
10.9 Caminos de reconciliación y solidaridad

CONCLUSION


Como dice el Padre Lauren, en este gran campo, buscando, se podrán encontrar buenos frutos, entre ellos el del diálogo y la cooperación ecuménica. En muchos sentidos, Aparecida apenas comienza.
Harold

miércoles, 30 de mayo de 2007

BAUTIZADOS... SOLO ESO, BAUTIZADOS | Harold Segura

Aparecida, 30 de mayo de 2007

Aquí hay algo nuevo; por lo menos para mi. Es primera vez que leo en los documentos de la Iglesia Católica el reconocimiento de que este es un Continente de católicos bautizados, pero no de discípulos convertidos y practicantes de la fe. En el Documento de Síntesis esta declaración era clara. En la Conferencia, fue el Cardenal Cláudio Hummes (Brasil) quien volvió a repetir esa confesión. Él es uno de los representantes de Benedicto XVI en esta reunión, como Prefecto de la Congregación para el Clero. !Díganme si no está autorizado para hablar de estos temas! Lo que dijo fue: "... la mayoría de los católicos en nuestro continente no participan más, o nunca han participado, de la vida de nuestras comunidades eclesiales. Nosotros los bautizamos, pero por muchos motivos no hemos conseguido evangelizarlos suficientemente". En mi tierra dicen: "Más claro no canta un gallo". Y como si fueran poco sus palabras, las reafirmó con las del mismo Papa quien dijo, en un discurso a los Obispos brasileños en Sao Paulo que habían "bautizados no suficientemente evangelizados".

El Cardenal Hummes propuso emprender una gran Misión Continental. De esa Misión oiremos hablar mucho en los próximos años porque hoy fue aprobada por unanimidad y, es muy probable que se añada al Documento Final. Esa Misión formará parte de los lineamientos pastorales de la Iglesia a partir de Aparecida "hasta la próxima Conferencia del Episcopado". Y eso podría significar que es el proyecto pastoral las próximas dos décadas.

Pero ¿qué es la Misión Continental? Voy a intentar responder haciendo una síntesis personal de lo que he escuchado durante estos días: "Es una iniciativa evangelizadora acordada por los Obispos en procura de "despertar a la Iglesia" para que anuncie el nombre de Jesús con más intencionalidad, para que alcance a los que se han alejado, y para atraer a los que nunca han sido parte de ella". Hasta aquí mi intento profano de describirla. En otras palabras, es una avanzada católica para la re-evangelización de América Latina y el Caribe. El término "re-evangelizar" lo usó ayer martes Monseñor Raúl Eduardo Vela (Quito); y lo resalto porque recuerdo que ese mismo término yo lo usé hace varios años en una conversación personal con un amigo sacerdote y él me corrigió diciéndome: "Harold, nosotros no hablamos de re-evangelización, sino, de nueva evangelización". Y es que hasta hace poco no se admitía que había que volver a evangelizar a los bautizados, sino ir a evangelizar, como se hizo siglos atrás, a los no creyentes.

¿No creen, entonces, que por primera vez, en este punto particular de la evangelización, los católicos y los evangélicos nos hemos puesto de acuerdo? Pues si. Nosotros siempre creímos que aquí lo que hacía falta no era religión y tradición, sino fe y relación con Dios. Y resulta, para colmo de coincidencias, que hasta nos hemos puesto de acuerdo en algunos de los métodos que hay que usar para alcanzar ese objetivo: ir puerta a puerta buscando a los candidatos. ¿No lo creen? Es así. Lo que los evangélicos llamamos "visitación puerta a puerta" el Cardenal Hummes, interpretando las palabras del Papa lo llama "visitas misioneras domiciliarias". Para los evangélicos estas palabras son muy propias y nos hacen sentir en casa. Razón tiene el Dr. Juan Sepúlveda al preguntar "¿por qué nos criticaron tanto por hacer algo que ahora reconocen que también ellos tienen qué hacer?".

Antes de aprobar el Documento Final hoy miércoles (falta ver la tercera revisión y aprobarla hoy al terminar el día), la atención de los últimos dos días estuvo centrada en la Misión Continental. Es muy importante "para volver a ser una Iglesia fuerte y vigorosa", se ha dicho con entusiasmo.Nos dividimos en doce grupos de trabajo para revisar esa propuesta misionera y para hacer algunas observaciones. Yo estuve con un grupo de Obispos, dos laicos y una religiosa muy amables que me permitieron hablar en dos ocasiones. Dije que en esta Misión también podíamos trabajar juntos, aunque con las obvias reservas que ya conocemos. Después agregué que la pastoral bíblica, la renovación litúrgica y la movilización de los laicos pordrían ser tres ejes centrales para la renovación de las iglesias locales; por lo menos son esos tres elementos los que uno observa en los lugares donde el catolicismo tiene fuerza de renovación.

Hemos coincidido, después de muchos años, en el diagnóstico: los bautizados no han sido evangelizados. Falta ahora llegar a un acuerdo acerca de quién los va a evangelizar y cómo lo va a hacer, para que por fin sepamos qué es lo que significa el proselitismo.

Harold

martes, 29 de mayo de 2007

UN PASO ATRÁS Y DOS ADELANTE | Harold Segura

Aparecida, 29 de mayo de 2007

Entre ayer lunes y hoy martes el programa de la Conferencia ha girado entorno a la segunda versión del Documento Final. Se nos dio casi todo el día de ayer para leerlo, observar los cambios que se introdujeron, hacer sugerencias y, en el caso de los peritos y otros invitados especiales como nosotros los evangélicos, buscar a los Obispos que simpaticen con alguna de nuestras recomendaciones para que ellos, que tienen derecho a voz y voto las presenten por escrito ante la Presidencia.

En esta nueva versión se introdujeron algunas de las adiciones aprobadas en la última reunión de las Comisiones, pero otras cambiaron de lugar o, sencillamente, desaparecieron. La verdad es que la Comisión de Redacción tiene mucho poder para añadir, desplazar o eliminar algunos puntos. Los "de la Reforma" hemos estado atentos, sobre todo, a lo que dice el nuevo documento acerca del diálogo y la cooperación ecuménica y a los nuevos términos que se usarán para referirse a nuestras comunidades. Esperamos, por ejemplo, que no se hable más de "sectas protestantes", ni de "proselitismo protestante" o cosa parecida a la que escuchamos el primer día de la Conferencia. Es, como dije un día de estos, una "victoria gramatical" que puede tener efectos muy positivos en nuestras futuras acciones pastorales. Quisiéramos un documento que abra nuevas puertas de comunión fraterna y de colaboración en el servicio. Y tengo fe que así será (¿sigo optimista?).

El pastor pentecostal, Dr. Juan Sepúlveda (Chile), participó en la redacción del actual capítulo quinto, titulado "La comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia" y, de manera particular en la Sub-comisión de "Diálogo ecuménico e interreligioso". El pastor metodista, Dr. Néstor Míguez (Argentina), participó en la Comisión encargada de redactar la primera parte del documento, que ahora se llama "La vida de nuestros pueblos hoy". Mi aporte quedó en la Comisión sexta que ahora, en la nueva nomenclatura sería la octava, a cargo de "Algunos ámbitos y prioridades en la misión de los discípulos", y en la Sub-comisión que tuvo a su cargo dos ámbitos de la misión: juventud y niñez. La nueva redacción del documento se divide así:

PRIMERA PARTE: LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY

Capítulo 1 : Los discípulos misioneros

Capítulo 2 : Mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad

SEGUNDA PARTE: LA VIDA DE JESUCRISTO EN LOS DISCÍPULOS MISIONEROS

Capítulo 3 : La alegría de ser discípulos misioneros para anunciar el Evangelio de Jesucristo.

Capítulo 4 : La vocación de los discípulos misioneros a la santidad

Capítulo 5 : La comunión de los discípulos misioneros en la Iglesia

Capítulo 6 : El itinerario formativo de los discípulos misioneros

TERCERA PARTE: LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS PUEBLOS

Capítulo 7 : La misión de los discípulos al servicio de la vida plena

Capítulo 8 : Algunos ámbitos y prioridades en la misión de los discípulos

CONCLUSIÓN

Los últimos cambios se harán hoy y mañana miércoles saldrá la versión final. Los Obispos han enviado hoy "los modos", es decir, los cambios sugeridos. Estos se presentan ante la Secretaría. Y me dicen que hasta ayer lunes en la noche la Secretaría había recibido 2000 sugerencias de cambio. !La tarea de la Comisión de Redacción es tan grande, como su autoridad para marcar las líneas finales del Documento!

El nuevo texto goza de mejor coherencia temática; ordena los temas en una secuencia conocida (ver, juzgar, actuar); está mejor conectado con el lema de la Conferencia, y mejora la redacción y el estilo. Todo lo anterior es cierto, tanto como que es más rígido en sus postulados; más apegado a Benedicto XVI. Desde la perspectiva protestante tiene puntos de mucho interés y apertura (ya habrá tiempo para hablar de ellos), pero sin dejar de importunar con su eclesiologíal exclusivista (unicidad de la Iglesia a la manera de la Dominus Iesus) y sus propósitos de reconquista cultural y religiosa. Habrá que esperar los cambios finales en el documento de mañana miércoles.

En este momento se está votando el segundo documento oficial de esta Conferencia, titulado "Mensaje a los pueblos de América Latina y el Caribe". Me gusta. Leo en el mensaje referencias directas al diálogo ecuménico, a la opción preferencial por los pobres, a la urgencia de dinamizar la Iglesia por la trasformación del Espíritu Santo, al seguimiento radical de Jesús, a la promoción del diálogo abierto con los diversos actores sociales y religiosos, a la promoción de las comunidades eclesiales de base, a "ser servidores de la mesa compartida" (Recordé el libro de Rafael Aguirre, "La mesa compartida") y a ser "una Iglesia de brazos abiertos". Como comentó el Néstor Míguez, "lo nuevo no es lo que dice, sino quien lo dice".

En este momento estoy esperando la votación a este último documento...

El sistema electrónico de votación no funcionó. "Y me imagino cuánto costó", comenta un Obispo de Puerto Rico que tengo cerca...

Ahora si está el resultado final. Votos favorables: 110. Votos negativos: 16. En blanco: 2. !El mensaje ha sido aprobado!.

Debo, entonces, decir que, en mi opinión, que la Conferencia va dando un paso atrás y dos adelante.

Harold

lunes, 28 de mayo de 2007

¿ES PALABRA DE DIOS?. TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR | Harold Segura

Aparecida, 28 de mayo de 2007


Me dijeron que hoy lunes iba a participar en la celebración eucarística como lector de uno de los textos bíblicos, pero hasta ayer en la noche no habían recibido la confirmación. De todos modos me preparé para la ocasión. Me levanté más temprano que de costumbre ---a pesar del frío inmisericorde que hacía---, abrí la ventana y vi sólo la neblina, preparé mi vestido azul oscuro, lustré los zapatos, ajusté el nudo de la corbata, desayuné con rapidez y me dirigí al cumplimiento de mi deber. Con pausa de sacristán caminé la rampa de trescientos metros que une el parque de la Iglesia Antigua con la Basílica de Nuestra Señora. Esa caminata puede ser hasta una experiencia espiritual, siempre y cuando salga el sol, canten los pájaros y se divise en el horizonte la torre majestuosa de Aparecida. Pero con el frío de hoy no podía ser más que un sacrificio por la unidad. En el trayecto encontré al Padre Efraín Martínez Delgado (México) encargado de la coordinación de la liturgia durante estos días quien confirmó mi participación y la agradeció de antemano.

---¿Y qué debo hacer, Padre?, le pregunté.
---No, tranquilo; sólo leer. Ya nos vemos en la Basílica y le digo cuál es el texto, me respondió él.

Bueno, dije yo, una lectura no es más que una lectura y yo tengo experiencia. Sólo afinar la voz (la tos a veces me traiciona), mirar bien el texto (los lentes bifocales me pueden engañar), hacerlo con la conocida pausa presbiterial (sin nada de dramatizaciones ni de acentos protestantes) y levantar los ojos de vez en cuando (lo aprendí en el Seminario). ¿Acaso no he sido profesor de homilética y he enseñado cómo se debe leer en público?, me dije para mis adentros.

Minutos antes de comenzar la Misa, el Padre Martínez me dijo que no usara mi libro de Celebraciones litúrgicas ---el libro rojo de 647 páginas que nos entregaron desde el primer día---. El libro, me dijo, lo encontrará en el púlpito, abierto en el texto bíblico correspondiente al día de hoy. Bueno, lo único que hice antes de cumplir con el encargo fue leer el texto asignado y repasar el orden de la liturgia en general. Primera sorpresa: esta Misa se celebra en honor de Nuestra Señora de Guadalupe. Segunda sorpresa: el texto que debo leer es un deuterocanónico; Eclesiástico (Sirácide) 24:23-31. Tercera sorpresa: al final de la lectura debo decir "Palabra de Dios". ¿Qué irán a decir mis hermanos y hermanas evangélicas cuando me vean en la televisión? Ojalá que la alegría de verme en la pantalla (porque todavía hay algunos que se alegran con estas cosas pequeñas) les oculte lo del apócrifo... o que confundan Eclesiástico con Eclesiastés. Ya veremos, dije yo, invocando el auxilio del Espíritu Santo.

La Misa inició a las 8:00 hs. El celebrante fue Monseñor Carlos Aguiar Retes (México) junto a dos Obispos más, Jorge Enrique Jiménez Carvajal (Colombia) y Adalberto Martínez Flores (Paraguay). El coro de más de cien voces, como siempre, afinado; la televisión otra vez en sus puestos; los Cardenales adelante, en el primer círculo concéntrico, los Obispos en el segundo, los laicos, los peritos, los religiosos, las religiosas y los observadores en el tercero. Cuando vino mi turno, yo leí.

Al final, siendo las 8:50 hs., cuando terminó la celebración, el primero que vino a saludarme fue el Padre Víctor Manuel Fernández, Vice-Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Argentina, UCA. "Ya me di cuenta. Hiciste un gran esfuerzo ecuménico al leer un deuterocanónico y recitar al final, Palabra de Dios. Ya en la sala de la Asamblea se acercó el Cardenal Giovanni Battista Re, también Presidente de esta Conferencia, para agradecerme la lectura.

---La hizo muy bien, me dijo con la sonrisa amable del italiano de siempre.
---Señor Cardenal, le dije yo, pero me hicieron trampa. Y le expliqué lo ocurrido por si él no se había dado cuenta.

Pero ahora déjenme aclarar lo que pasó. Tengo derecho a la legítima defensa. ¿Cómo les explico a mi familia evangélica lo de "Palabra de Dios" aplicada a uno de los apócrifos?. Pues bien, esto también lo aprendí siendo profesor de oratoria sagrada (para algo sirve ser profesor). Cuando una frase afirmativa es leída con una suave elevación al final de la última palabra, lo afirmativo se transforma en interrogativo. De modo que yo no dije "Palabra de Dios", sino "¿Palabra de Dios?". Y no tengo la culpa de que ante mi pregunta todos hayan respondido "Te damos gracias, Señor".

Cardenal Giovanni Battista Re, ¿me hicieron trampa? o ¿les hice trampa?, !Todo sea por la unidad! Te damos gracias, Señor.

Harold

EL "BARULLO" DEL ESPÍRITU | Harold Segura

Aparecida, 27 de mayo de 2007

Cincuenta días después de Resurrección, como indica el calendario cristiano, se celebra la fiesta de Pentecostés. Por esa razón la celebración eucarística de hoy domingo fue aún más solemne y duró más (una hora y cuarenta y cinco minutos). Todos los Obispos usaron mitra y se revistieron con más esplendor. También la Basílica lucía mejor sin un asiento vacío y con muchos peregrinos que llegaron desde diferentes lugares del Brasil. Muchos de ellos permanecieron toda la noche, desde las 23:00 hs. de ayer hasta las 6:00 hs. de hoy, participando de la Vigilia anunciada para esta ocasión especial. Toda la noche cantaron ---los escuché desde mi habitación---- y, de vez en cuando, vitoreaba a la Virgen y usaban pólvora, sin importar el frío que debía haber en el lugar (¿4 o 6 grados?).


La celebración estuvo a cargo de tres Cardenales: Eusebio Óscar Scheid (Brasil), Pedro Rubiano Sáenz (Colombia) y Juan Sandoval Íñiguez (México); y se hizo en portugués. El texto bíblico fue Hechos 2 y fue leído por una religiosa del Brasil. El segundo versículo que leyó captó mi atención: "De repente, veio do céu um barulho que parecia o de um vento soprando muito forte e esse barulho encheu toda a casa onde estavam sentados". Me sorprendió la palabra barulho porque en Colombia y en otros países usamos barullo para decir bulla, ruido o desorden. En el hotel busqué un diccionario y, tanto el barulho del portugués como el barullo del castellano significa los mismo. Me quedé pensando en esa palabra aplicada al Espíritu Santo. Yo nunca la hubiera usado, sobretodo porque en algunos lugares es un término tan popular que no se usaría para referirse a Dios. Tan vulgar ---por lo de vulgo--- como lo sería "recocha" o "pelotera" en Colombia, o "molote", en Costa Rica.


¿Dios haciendo barullo? La verdad es que me gustó. Sobretodo al hacer el contraste con el orden impecable en el que trascurría la Misa. La Iglesia Católica es, como muchas iglesias evangélicas históricas, modelos de orden y control. Les hace falta barullo, que es lo que le criticamos al pentecostalismo efusivo (que a la verdad se excede en él).


Varios discursos de los Obispos que intervinieron los primeros días dijeron que esperaban que esta Conferencia fuera un nuevo Pentecostés. La Conferencia Episcopal de Costa Rica, por ejemplo, tituló su breve informe de cinco minutos así: "Aparecida, un Pentecostés para la Iglesia". He oído que se repiten expresiones como "queremos personas nuevas para estructuras nuevas"; "queremos que el Espíritu nos diga cuáles son los nuevos rumbos que debemos seguir", o "requerimos una conversión pastoral en clave evangelizadora". Todas ellas cargadas de deseos de cambio; de ir más lejos, de "navegar mar adentro", como lo dijo el representante de la Conferencia Episcopal Argentina.


Por ahora, pienso yo, todo seguirá en orden. Creo que, aunque Aparecida sí introducirá unas novedades importantes, no logrará traer los vientos más fuertes que hagan temblar la casa (Hechos 2:2). Los ministerios laicales no avanzarán al punto que produzca ruido; las mujeres no tendrán el derecho oficial a participar como ellas lo desean; la opción preferencial por los pobres se mantendrá como elemento decorativo del Documento Final; el sueño de reconquista cultural será más importante que la necesidad de adaptarse a la nueva realidad plural y diversa; del celibato, ni decir (así haya en el Brasil, por ejemplo, un creciente número de "sacerdotes casados"); en fin, la casa se mantendrá en orden y los vientos no la harán temblar.


Por ahora, todo bajo control. Con el barullo para otra parte.


Harold

sábado, 26 de mayo de 2007

MONSEÑOR ROMERO PASÓ POR AQUÍ | Harold Segura

Aparecida, 26 de mayo de 2007
La celebración eucarística de ayer viernes le correspondía a Monseñor Álvaro Leonel Ramazzini, Obispo de San Marcos, Guatemala, quien por razones de enfermedad la encargó a su coterráneo, el Obispo Julio Cabrera, de Jalapa. Con Ramazzini ya son varios los participantes que no han podido salir del hotel debido a lo que ahora llaman "el virus de la quinta", haciendo referencia a la Quinta Conferencia. En cama permanece también desde hace dos días el Cardenal Alfonso López Trujillo (Colombia), delegado del Papa, y Monseñor Plácido Rodríguez, Obispo de las Cruces (Estados Unidos). Otros enfermos están en la Asamblea propagando su virus con involuntario proselitismo (para usar el lenguaje eclesial).


A Ramazzini tuve el honor de conocerlo el año pasado cuando de manera muy amable aceptó una invitación que le hicimos de parte de Visión Mundial para acompañarnos en un encuentro internacional. Se desplazó desde San Marcos hasta La Antigua Guatemala, para hablarnos acerca de justicia social, pero no en su teoría, sino en su práctica pastoral que ha sido tan amplia y valiente. En repetidas ocasiones ha sido amenazado por su compromiso con los campesinos de su Diócesis. Organizó una Pastoral sobre la Tierra para brindar asesoría a los pequeños productores a quienes les pide que dialoguen con la Cámara del Agro para que lleguen a acuerdos equitativos en los problemas del melón, el cardamomo y otros productos cuya comercialización ha ocasionado serios conflictos. También ha levantado la voz a favor de su pueblo cuando los Estados Unidos presionan para que se destruyan los cultivos de amapola, fuente de trabajo para los más pobres. Es uno Obispo amenazado y su gente sabe por qué.


Manfred Grellert (Ex-Vicepresidente de Visión Mundial) quien estaba en Antigua cuando Ramazzini nos visitó, me dijo: "Este tipo me gustó. Habla con la fuerza de esos Obispos que yo pensé que ya se habían acabado". Manfred se refería a la generación de Leonidas Proaño en Ecuador; Samuel Ruiz, en México; Helder Cámara y Pedro Casaldáliga, en Brasil; Gerardo Valencia Cano, en Colombia; y, como no, Óscar Arnulfo Romero, en El Salvador.


De modo que cuando supe que Ramazzini tendría a su cargo la celebración me preparé para la homilía. Aunque no estuvo presente ---fue una lástima--- envió la homilía, la que leyó Monseñor Cabrera. El texto bíblico era Juan 21:15-19 donde Jesús le pregunta tres veces a Pedro si lo ama. No usó el texto para hablar de la autoridad petrina; predicó acerca del amor que Jesús le pide a sus pastores. Amor a Dios y amor al prójimo. Y éste último expresado en humildad, servicio y lucha contra la injusticia y la pobreza. Hablo del seguimiento radical de Jesús y terminó dando dos ejemplos de radicalidad: Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Monseñor Juan Gerardi Conedera, para quienes "su vida fue Cristo, y por Él dieron su vida". Yo quería aplaudir. (Para leer el texto completo de la homilía, ir a: http://www.celam.info/content/view/399/344/ )


Monseñor Romero pasó por aquí, de la mano de Gerardi, pero sin la complacencia de todos los presentes. A propósito, ¿cuan grande es la influencia de esa generación de profetas en esta Conferencia? ¿Qué queda de la "opción preferencial por los pobres" en Aparecida? No estoy en capacidad de calcular esa presencia. Sólo percibo que está más de lo quieren los conservadores, pero no tanto como lo necesita el Continente. Hay polarizaciones evidentes. Por ejemplo, a mi lado derecho se sienta un Obispo alemán que se emociona cada vez que alguien dice "Comunidades Eclesiales de Base" (las conoció en su paso por Perú cuando sirvió como Obispo); mientras a mi lado izquierdo está el Rector de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, de Roma, un sacerdote argentino que el primer día se presentó a uno de nosotros como miembro del Opus Dei. Hay diferencias marcadas no sólo en lo político, sino también en los planteamientos éticos, en las líneas de acción pastoral y en las formas de reconocer el nuevo lugar de la Iglesia Católica en el Continente.


De Romero y su generación queda lo suficiente para la añoranza y la esperanza. Hay quiénes están atentos a que no vayan a faltar en el documento final "los temas claves de la teología y la pastoral de América Latina y El Caribe": la lectura de la realidad como paso previo para la elaboración teológica, las referencias a la vida, la presencia y acción de la mujer, la centralidad del Reino, del laicado, de los indígenas y de los afrodescendientes. Queda un grupo de casi 30 teólogos y biblistas (Grupo Amerindia) que están a 500 metros de la Basílica y que asesoran a varios Monseñores. Trabajo que hacen con entusiasmo y mucho compromiso. Hoy sábado, por ejemplo, nos entregaron el primer borrador del "Mensaje a los pueblos de América Latina y el Caribe", un documento de cuatro páginas que se expedirá al finalizar la Conferencia, distinto al documento final, y que, seguramente tendrá más difusión que éste. Nos lo han dado para leerlo este fin de semana y discutirlo el lunes. En mi primera lectura reconozco la influencia de "los progresistas". El lunes, entonces, se medirán las fuerzas cuando se vote el texto o se soliciten cambios.


Romero pasó por aquí.
Guárdanos, Monseñor, de la insensibilidad de los que creen que lo que hay que salvar es la Iglesia.
Anima a los forjadores del Reino. Aquí quedan suficientes.
Guárdanos, vos que enseñaste que "Ser Iglesia es mantener en la historia, a través de los hombres, la figura de Jesucristo".
Si es posible, quédate un poco más.

Harold

viernes, 25 de mayo de 2007

VERBO FLUIDO Y PLUMA FÁCIL | Harold Segura

Aparecida, 25 de mayo de 2007

Siempre he admirado la oratoria de la mayoría de los sacerdotes y su facilidad para escribir. Con mayor razón si se trata de Cardenales u Obispos quienes tienen una formación académica exquisita y han gozado de privilegios que pocos tienen, por lo menos por estas tierras de Colón. Muchos de los que participan en esta Conferencia leyeron a los clásicos en su idioma original; a Cicerón en latín y a Aristóteles en griego; no pocos a Pascal en francés, a Bacon en inglés y a Hegel en alemán. Conversando con uno de los obispos españoles me contaba que aprendió el griego clásico antes que el griego bíblico (koiné), y que estudió en latín mientras era auxiliar de un párroco en Suiza. Cuentan con mucha naturalidad sus estudios a la sombra de Karl Rahner, Yves Congar, Henri de Lubac, Hans Urs von Balthasar e incluso del mismo Joseph Ratzinger cuando era profesor en la Universidad de Bonn. De estas mismas fuentes bebieron y de estos privilegios gozaron también muchos de los Padres de la teología latinoamericana de la liberación. Esta ha sido una elite de pastores ilustrados, con lo bueno y lo malo que eso pueda tener.
Pero me estaba refiriendo a mi admiración por su verbo fluido y su pluma fácil. En estos días, cada presentación pública se ha hecho con pulcritud de estilo y, a la hora de escribir, todos lo hacen con facilidad, pese a las presiones del tiempo. El martes en la mañana se inició el trabajo de redacción y ayer jueves al medio día ya teníamos 86 páginas escritas con el primer borrador del documento final. Es verdad que hacen falta muchas revisiones y correcciones, pero ya se tiene algo formal que es la base del trabajo de los días siguientes. Pienso que el documento final será un libro de más o menos 150 páginas. Ayer, uno de los Presidentes anunció que su extensión podría ser una tercera parte del que se publicó en Puebla (1979).
Esta es una Iglesia cuyos jerarcas hablan bien, escriben rápido y piensan con cierta profundidad, pero ¿se saben comunicar? Una cosa es escribir bien, desde la perspectiva del que redacta, y otra entender lo que se ha escrito, desde la óptica del lector. Aquí estamos, ya no en el terreno del idioma, sino de la pastoral. En este momento, mientras los moderadores y relatores de los siete grupos salieron del aula para una reunión, los demás estamos escuchando reacciones al borrador del documento. Hace varios minutos habló Monseñor José Francisco Ulloa (Costa Rica) y le preguntó a la Asamblea cómo hacer para que el documento "no corra el riesgo de terminar en los archivos". Dijo que se admiraba con algunos párrafos tan "bellamente redactados", pero que creía que no iban a inspirar a la conversión. El obispo sugirió que cada capítulo se acompañe de "líneas pastorales novedosas". También habló la Licenciada Ana María Fons Martin, Directora Nacional de los Laicos, en Venezuela, y señaló la urgencia de decir las cosas y de vivir la vida de tal manera que la Iglesia "vuelva a re-encantar al mundo con Jesucristo para tener un encuentro con Él". Hay pues, preocupaciones con el documento, no por la propiedad del idioma, sino por su pertinencia pastoral.
Lo que hay que esperar que suceda aquí es lo que deberíamos esperar también en las demás iglesias y organizaciones cristianas interesadas en redactar líneas de acción pastoral: que la profundidad de la Verdad se escriba de manera sencilla, para que la sencillez del Evangelio se pueda vivir con verdadera profundidad. ¿Es esta una nueva forma de entender el viejo binomio entre ortodoxia y ortopráxis? Mientras tanto, aquí sigo, junto a tres Monseñores Castrellón Pizano (Colombia), Eguren (Perú) y Rueda (Colombia), y un el laico Daniel Casco (Paraguay) tratando de redactar el capítulo de juventud y niñez.
Harold

jueves, 24 de mayo de 2007

CON ALGO DE GREGORIANO Y MUCHO DE AMISTAD | Harold Segura

Aparecida, 24 de mayo de 2007

Hoy, como todos los días salimos del hotel a las 7:15 hs. para llegar a la Basílica quince minutos después. La celebración eucarística ---solemne, formal y con todos los adornos que una ocasión como esta ameritan--- se inicia a las 8:00 hs. !Cómo me hubiera gustado en mi infancia haber presenciado algo igual! Pero yo, católico de barrio ---fui católico hasta los dieciocho años--- lo máximo que logré fue una Misa de Gallo (¿se llamará así en todos los países a la celebración que se hace en la madrugada del Domingo de Resurrección?) y una que otra Misa solemne, en la ordenación de una monja amiga de mi mamá o en la muerte de un sacerdote amigo de mi papá. En cuanto a rangos jerárquicos, yo no pasé de monaguillo aficionado, en la Iglesia de San Francisco, de Cali, Colombia.

Desde las 7:30 a las 8:00 hs. hay tiempo para que los Cardenales, obispos, sacerdotes y diáconos, vayan al sótano, busquen sus vestiduras litúrgicas y se preparen para la procesión de ingreso. Todo en perfecto orden. Aquí no hay lugar para la improvisación. La casulla, el solideo (rojo o morado de acuerdo al rango) el palio, la estola, y el libro rojo de liturgia. En la Misa, también todo en orden. Rezos bien leídos, cantos gregorianos bien entonados, homilías escritas con anticipación, lectores pausados, cada cosa en su lugar y cada persona donde debe estar. Pareciera que lo hubieran ensayado muchas veces. Me pregunto, ¿cómo harán para lograr tanta perfección? Si a mi, cuando oficio uno que otro matrimonio solemne, siempre algo me falla. O al niño paje se le caen las argollas, o a la novia se le resbala el ramo, o al novio se le olvida lo que tiene que decir.
Una hora después, cuando termina la Misa, todos vamos al salón de reuniones. Otra vez volvemos al amplio sótano de la Basílica. Las vestimentas vuelven a su lugar y los participantes también al suyo. A propósito, el orden en el que nos sentamos corresponde al del rango y dignidad: Cardenales adelante, obispos en el medio, sacerdotes y religiosos un poco más atrás, y peritos y observadores muy atrás... periodistas, teólogos y biblistas asesores fuera del salón.
Ya en el aula, antes de iniciar los temas del programa, una oración escrita por Benedicto XVI para esta Conferencia. Durante el día hay cuatro sesiones de trabajo. Entre las sesiones las oraciones de rigor: a las 16:00 hs. quince minutos para la Hora Nona y a las 19:30 hs. media hora para Vísperas. En cada una no falta el canto gregoriano, los himnos de ritmo lento, las oraciones leídas, los salmos cantados y en la tarde una lectio divina.
En las sesiones de ayer miércoles y de hoy jueves nuestra tarea se ha concentrado en la redacción del primer borrador del documento final. Hay dieciséis pequeños grupos de trabajo, cada uno conectado a una de las siete Comisiones (una Comisión por cada uno de los siete capítulos del esquema acordado el lunes). La metodología es muy creativa y técnica, pero el tiempo para la producción de los textos es breve, lo cual ha incomodado a varios participantes que sienten que nos están pidiendo mucho y nos están dando poco tiempo. Lo cierto es que hoy jueves ya tenemos el primer borrador de todo el documento. Haremos una lectura y después, antes de terminar el día, se entregaran las observaciones personales.
Pero sigamos con lo que sucede cada día. La jornada termina a las 20:00 hs.; entonces regresamos al hotel. Todos son hoteles modestos. Nunca la ciudad pensó que un día iba a albergar a tan ilustres visitantes; lo digo por los Cardenales y Obispos. De modo que los cinco o seis hoteles bien podrían clasificarse no por estrellas (no creo que lleguen a dos o tres), sino por el número de Cardenales hospedados. Yo por ejemplo, estoy en un hotel "de tres Cardenales". Tanto el desayuno, como el almuerzo y la cena trascurren en amable camaradería. Se habla de todo y se ríe con facilidad. Es en las comidas, en el auto hacia el hotel, en las calles o en los pasillos donde el acercamiento ecuménico brota con facilidad. Siempre ha sido así, que el ecumenismo florece fácil cuando media la amistad.
(Paráfrasis de Juan 15:15: "Ya no nos llamaremos hermanos separados, sino amigos, porque el hermano separado no sabe lo que se dice de él cuando él no está; pero nos llamaremos amigos, porque confesamos a un mismo Padre, quien nos llama a escuchar su voz y a obedecerlo" )
Harold
Las notas pueden ser reproducidas..

ADEMÁS 03 | Harold Segura

La lectura sugerida es la carta que envió a la V Conferencia del Episcopado, la Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina y El Caribe, CEHILA. El texto se encuentra aquí: http://www.adital.org.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=27661

Harold

miércoles, 23 de mayo de 2007

EL PAPA NO SE EQUIVOCA | Harold Segura

Aparecida, 23 de mayo de 2007

O el Papa se equivocó o el Presidente Chávez de Venezuela no sabe leer. En el discurso inaugural de la Conferencia, Benedicto XVI pronunció una frase que ha creado revuelo en los últimos días y que obligó a una votación especial dentro de la Asamblea. Lo que dijo el Papa es que "el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña". También agregó una frase acerca de las religiosidades indígenas que agravaron más la situación. Dijo que era utópico "dar vida a las religiones precolombinas" porque eso, sin Cristo y sin la Iglesia Católica "no sería un avance, sino un retroceso".
De inmediato llovieron los reclamos. La Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa, del Ecuador protestó; también lo hizo, entre otros, un grupo de dirigentes indígenas del Brasil, los que calificaron los comentarios del Papa de "arrogantes e irrespetuosos". Pero quién más captó la atención de los medios de comunicación ---y en eso ya se le considera un experto--- fue el Presidente Hugo Rafael Chavez Frías. Dijo: "Aquí ocurrió algo mucho más grave que el holocausto en la Segunda Guerra Mundial y nadie puede negar a nosotros esa verdad (...), ni su Santidad puede venir aquí, a nuestra propia tierra, a negar el holocausto aborigen". Y entre aplausos del público pidió que el máximo líder de la Iglesia Católica presentara disculpas: "Así que, como jefe de Estado, pero vestido con la humildad (...) de un campesino venezolano (...), yo le ruego a su Santidad que ofrezca disculpas a los pueblos de nuestra América", ha agregado. Benedicto XVI aseguró el domingo en Brasil que la evangelización de América "no supuso en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña". (El video de la alocución del mandatario venezolano se pude ver en: http://www.youtube.com/watch?v=GdLLlUj72yA )
Como ya dije, la Asamblea de Aparecida ha considerado entre sus deliberaciones este hecho. Se decidió, después de considerar varias alternativas, delegar a un vocero, el Cardenal Julio Terrazas Sandoval (Bolivia) para que se presentara ante los medios de comunicación y ofreciera una rueda de prensa para aclarar lo que realmente quiso decir el Papa. De modo que hoy, según me contó un periodista alemán con quien conversé al medio día, el Cardenal cumplió con esa difícil tarea. Por su parte el Arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Savino quien dijo ante un diario salvadoreño que Chavez "no ha leído bien" el discurso con el afán de "enfrentar al pueblo venezolano con el Santo Padre".
Para mi ha sido la mejor manera de probar in situ en qué consiste la infalibilidad. En el almuerzo, por coincidencia, se sentaron en mi mesa el Cardenal Terrazas y dos obispos más. El Cardenal con sinceridad piensa que el Papa no quiso decir lo que dijo. Creo en su sinceridad.
La infalibilidad es un dogma declarado por Pío IX y aprobado por el Concilio Vaticano I a finales del siglo XIX. Se explica como una gracia que recibe el Papa cuando de manera solemne se propone definir una enseñanza en materia de fe o moral; en otras palabras, cuando habla ex cátedra . Pero la infalibilidad no significa inerrabilidad, es decir, que no se equivoque en cualquier materia; tampoco cuando da una opinión sobre algún asunto, y mucho menos que esté libre de pecado (esto último es más fácil de comprender). Tenemos, entonces, que en clara doctrina los obispos en Aparecida hubieran podido decir que el Papa sí se equivocó. Al fin y al cabo no es inerrable. ¿Pero sería correctamente político aceptar un error en el Papa? No. Por eso, en la práctica, ahora entiendo, que infalibilidad e inerrabilidad terminan siendo al misma cosa: que el Papa no se equivoca ni cuando se equivoca.
Harold
(Estas notas pueden ser reproducidas)

martes, 22 de mayo de 2007

EL SIETE, NÚMERO PERFECTO, ¿TAMBIÉN EN ESTA OCASIÓN? | Harold Segura

Aparecida, 22 de mayo de 2007


El trabajo de hoy martes se inició, ahora sí, con el temario aprobado. Pensé que se iba a tardar un poco más, pero ya lo tenemos. Con 104 votos a favor y 27 en contra se decidió lo que será el esquema de trabajo y el posible índice del Documento Final. ¿Se puede reconocer el "ver", "juzgar" y "actuar" del que he hablado antes? Los siete temas son:

1. El Hoy de América Latina y El Caribe:

1.1. El cambio de época; situación sociocultural; daño ecológico; situación demográfica; visión antropológica; economía y globalización; situación política; culturas indígenas y afro descendientes.
1.2. La Iglesia en este tiempo.

2. La alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo:

2.1. Iniciativa de Dios Padre; el Don de Jesucristo; Fraternidad Humana; Destino universal de los bienes; creación y responsabilidad ecológica; el Don de la Palabra.

2.2. Dignidad humana; familia; vida; esperanza.

3. Nuestra Vocación de discípulos y misioneros:

3.1. Vocación a la santidad: Cristo viene a nuestro encuentro; configuración con él; asumir la cruz y seguimiento; anuncio del Reino; espiritualidad.

3.2. Vocaciones al servicio de la Iglesia y el Reino

4. La comunidad de los discípulos misioneros de Jesucristo:

4.1. Llamado a la comunión: Comunión Trinitaria; Iglesia escuela y casa de comunión; dones ministerios y carismas.

4.2. Lugares y estructuras de comunión; religiosidad popular; diálogo ecuménico e interreligioso; comunión de los santos.

5. El itinerario de los discípulos misioneros:

5.1. Espiritualidad Trinitaria: Cristo camino, verdad y vida; docilidad al Espíritu Santo; lugares y momentos de encuentro con Jesucristo; espiritualidad y vivencia de la justicia; la Virgen María y los Santos;

5.2. Formación de los discípulos; catequesis; acompañamiento espiritual; educación católica; seminarios; formación permanente; movimientos eclesiales.

6. La misión de los discípulos misioneros:

6.1. En general: La vida nueva en Cristo, misión continental.

6.2. Tareas prioritarias: Familia; la vida desvalida y amenazada; niñez, jóvenes; justicia; cuidado de la creación; medios de comunicación social; los pobres y excluidos.

7. Conversión Pastoral y diversas áreas de tarea pastoral: Estructuras eclesiales; planes pastorales; misión ad gentes; pastoral de la cultura; pastoral urbana; universidades católicas.

Observo tres grandes bloques: primero el contexto de la misión (#1), después el sujeto de la misión (#2, 3, 4, 5) y al final la tarea de la misión (#6). Con esta observación pregunté en el grupo ¿por qué tanto interés en el sujeto de la misión y no en el contexto o en la tarea? Monseñor Jiménez Carvajal (Colombia) me respondió diciendo que efectivamente ese énfasis en la Iglesia (sujeto de la Misión) es intencional. En esta Conferencia se le quiere dar prioridad a la formación sacerdotal, a la promoción de los laicos, a la comunión fraterna, a la espiritualidad de los discípulos, a la catequesis de todos los fieles, en fin, mirar más hacia adentro para poder cumplir con la tarea hacia afuera. Esto podría ser un regreso a los énfasis de Puebla (1979). Pero no nos adelantemos, el temario no lo es todo. Ahora viene el desarrollo de los subtemas y entonces sabremos hacia dónde quiere ir la Iglesia Católica en las próximas décadas.

Cada uno de los tres observadores "de la Reforma" iremos a las siguientes Comisiones: Néstor Míguez para la que tiene a su cargo el tema # 1; Juan Sepúlveda para el tema # 7 y yo estaré en el tema # 6. Estos temas corresponden a lo que nosotros solicitamos el día de ayer cuando cada participante expresó sus temas de mayor interés. Valga aclarar que Ofelia Ortega viajó a Cuba este lunes para cumplir con otros compromisos urgentes en Cuba y Alemania; igual el Dr. Walter Altmann quien salió la semana pasada. El representante de la Iglesia Anglicana, Monseñor Dexel Wellington Gómez no pudo asistir, y el representante de la Iglesia Ortodoxa, Monseñor Tarasios, estuvo en los primeros días de la Conferencia y después salió. Esta es la razón por la que me refiero ahora a "los tres representantes de la Reforma" .

Bueno, esperemos que este esquema de siete grandes temas traiga gratas sorpresas. El siete es el número perfecto; que también en esta ocasión lo sea.

Harold

(Estas notas pueden ser reproducidas)

lunes, 21 de mayo de 2007

¿O SERÁ QUE ME VOLVÍ OPTIMISTA? | Harold Segura

Aparecida, 21 de Mayo de 2007

La Conferencia de Aparecida entró hoy en una nueva etapa. La Presidencia presentó el primer esquema para el trabajo de las Comisiones. De acuerdo con el Reglamento, ningún participante puede enviar documentos de trabajo fuera de la sala de reuniones; sólo la oficina de prensa lo puede hacer. Me atengo con respeto a ese acuerdo. De modo que me limitaré a lo más importante que es el análisis de los contenidos.

El esquema (posible índice del documento final) tiene cuatro páginas y surgió del Documento de Síntesis (fruto de un ejercicio de discusión en el que participaron miles de católicos y católicas de todo el Continente), el discurso inaugural de Benedicto XVI, los discursos de los Presidentes de las Conferencias y los aportes de las primeros trabajos en grupo realizados la semana pasada. Con ese documento en mano fuimos a los grupos de trabajo.

Yo fui al mismo grupo número siete. Lo integramos dieciocho personas, entre ellas el Cardenal Jorge Liberato Urosa (Venezuela), Monseñor Angelico Sándalo (Brasil), Monseñor Antonio Celso de Queirós (Brasil), Monseñor Louis Kébreau (Haití), el Padre Germán Cálix (Honduras) y la Hermana María de los Dolores Palancia (Vicepresidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, CLAR). La moderación estuvo a cargo de Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo de Cartagena, Colombia. Aunque los Observadores no tenemos derecho ni a voz ni a voto, en las Comisiones si se nos permite dar nuestras opiniones. En esto los Obispos han sido muy cordiales.

La discusión se centró en la lógica del esquema. Quiénes conocen el trajinar de la Iglesia en América Latina y El Caribe saben lo importante que ha sido la metodología de, primero VER y JUZGAR para después ACTUAR. Ya antes me había referido a esta secuencia y ahora vuelvo sobre ella porque entre hoy y mañana se decidirá si la Iglesia mantiene esa dinámica que la hizo tan actual desde la Segunda Conferencia en Medellín (1968) o si, por el contrario, diluye sus compromisos sociales en medio de disquisiciones doctrinales. Intervine tres o cuatro veces para decir lo que resumo a continuación. Yo observo cambios sustanciales en las tres estructuras que he recibido hasta ahora. En el Documento de Participación me encontré con el ver, juzgar y actuar (por lo menos se enunciaba); en el Documento de Síntesis esa secuencia pasó a tener una presentación trinitaria (Ver con los ojos del Padre, juzgar con la invitación del Hijo y actuar bajo el influjo del Espíritu), pero ahora esa secuencia se pierde entre una breve mirada a la realidad, una extensa mirada a la Iglesia y una corta proyección hacia la Misión. Así lo que más parece interesar a la Iglesia, en mi opinión, es la misma Iglesia.

Uno de los Obispos agradeció esa perspectiva y algunos más la tomaron como punto de referencia para otros comentarios. Mientras tanto, un anciano Obispo del Brasil que estaba a mi lado, me dijo no sin malicia "Ver, juzgar y actuar es Teología de la Liberación". Y después agregó aún con más malicia: "Y de eso no quieren saber aquí... Lastimosamente", dijo mirándome por encima de los anteojos de lentes gruesos.

¿Se hará una aguda mirada a la realidad que conduzca a renovados compromisos? ¿Se regresará al pasado para afirmar el doctrina eucarística y la liturgia de Pío V? Por el ambiente que respiro en los pasillos (me dicen que hay más o menos treinta y cinco "obispos de avanzada") el esquema final será más progresista que el que se presentó esta mañana. Se verá para juzgar y se juzgará para actuar como discípulos y misioneros. ¿O será que me volví muy optimista?

Harold

(Estas notas pueden ser reproducidas y si desea leer las anteriores, en inglés, puede visitar: http://fromaparecida.blogspot.com/)

DEL CULTO METODISTA A LA CASA DE FRAY GALVAO | Harold Segura

Aparecida, 20 de mayo de 2007

Es habitual que cuando estoy de viaje una de las primeras cosas que hago al llegar al hotel es pedir la guía telefónica y buscar dos referencias: las de las librerías teológicas más cercanas y las de las iglesias bautistas (y en ese orden). Por cierto compruebo que cada vez hay más librerías que iglesias bautistas. Por lo primero me alegro, pero lo segundo me preocupa. Pero sigamos. En Aparecida hice el acostumbrado ejercicio el mismo día que arribé. Encontré dos librerías, la Livraria Paulus y la Livraria e Locadora Catolica. Las visité el mismo día porque aún tenía tiempo y porque estaban muy cerca del Hotel Panorámico. En cuanto a las iglesias bautistas, sólo encontré una, la Igreja Batista Renovada Monte Gerizim; de modo que escribí la dirección y el teléfono para luego comprobar que no estaba en Aparecida, sino en Cruzeiro, a varios kilómetros de aquí. Así que cuando me encontré en Sao Paulo con el Dr. Geoval Jacinto da Silva, Obispo de la Iglesia Metodista, le pedí el favor de buscarme la dirección de una de sus iglesias. Él con suma amabilidad no sólo me buscó la dirección, sino que pidió a una familia amiga que pasara el domingo por mi en su auto y me llevaran hasta Guaratinguetá, una ciudad de más o menos cien mil habitantes y vecina de Aparecida. De modo que hoy domingo celebré mi fe junto a nuevos amigos y amigas en la Primera Iglesia Metodista de ese lugar.
Al salir de la iglesia, la familia que me acogió fue muy cariñosa y antes de llevarme a un restaurante (noble costumbre de las familias evangélicas con los pastores visitantes) quisieron que conociera la casa del antes llamado Fray Galvao y ahora, después de la canonización de la semana pasada, mejor conocido como Santo Antonio de Santana Galvao. Para mi sorpresa me encontraba en la ciudad donde había nacido el primer santo brasileño. De modo que fuimos. Es una casa sencilla de color blanco y ventanas azules; allí nació en 1739. Tiene dos pisos, el primero de ellos con reliquias del franciscano, entre ellas una pequeñísima parte de uno de sus hábitos; además cuadros con pinturas que resumen su vida, los clavos originales con los que se construyeron las primeras puertas, e incluso los cerrojos que usaba el fraile en su época.
Antes de entrar quise tomar una fotografía exterior de la casa. En esas estaba cuando se acercó con mucha amabilidad el Padre José Pietrobom Rotta, el párroco de la Catedral de la ciudad y uno de los veinticuatro sacerdotes seculares que están participando en la V Conferencia. "Pastor", me dijo, "cuánto me alegra verlo a usted aquí". Estaba sorprendido que un pastor estuviera entre los peregrinos. Me acompañó hasta el interior de la casa y allí me presentó a una prima en sexto grado y a un primo en séptimo grado (con esa exactitud lo hizo) del santo. Parecía que todos estaban muy contentos con mi visita. Se decían unos a otros "es un pastor bautista que está en la Conferencia de Aparecida". El primo no quiso que saliera sin antes firmar el libro de visitas. No faltaron risas (le dije al Párroco si acaso Fray Galvao no había sido metodista), fotografías amistosas y abrazos de despedida.
Bueno, ¿y a qué viene esta historia tan personal? La registro, primero porque fue lo que pasó hoy domingo. No tengo más que contar porque la Conferencia no sesionó hoy. Y otra, porque creo que es una pequeña muestra de lo que significa el encuentro cotidiano entre distintos en la fe. El ecumenismo no es un mero asunto de teólogos especializados que se encierran tras un muro monacal para descifrar los misterios que los separan y llegar a acuerdos a veces amañados. El ecumenismo tiene esta otra dimensión, la de la vida diaria, la del respeto entre los que no creen lo mismo, la de la amistad fácil entre los diferentes, la de la cortesía, que es señal de caridad y aliento de un nuevo mundo. ¿Acaso no tuvimos en años anteriores suficiente tiempo para maltratarnos y ser intolerantes por razones de la fe? Sin renunciar a nuestra fe, podemos desistir de nuestros odios y dar testimonio de reconciliación. De eso debería tratar también la V Conferencia.
Harold
(Estas notas pueden ser reproducidas)