jueves, 17 de mayo de 2007

DESPUÉS DE TREINTA DISCURSOS | Harold Segura

Aparecida, 16 de mayo de 2007
Después de los treinta discursos de los representantes de las Conferencias Episcopales de cada país, escuchamos las presentaciones de los Prefectos o Presidentes de los Dicasterios de la Curia Romana. Los Dicasterios son organismos que tienen a su cargo funciones específicas delegadas por el Papa y reglamentadas en la Constitución Apostólica. En la Conferencia de Aparecida están presentes diez Prefectos o Presidentes de estos Dicasterios, todos ellos Cardenales, incluido William Joseph Levada, Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe y quien expidió no hace muchos meses la Notificación en contra de Jon Sobrino. El Cardenal W. Joseph Levada sucedió en este cargo a Joseph Ratzinger. También está el Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, el del Consejo de la Cultura, el de la Pastoral de la Salud, el de Justicia y Paz, el de los Laicos, y los Prefectos de la Congregación del Clero y el de la Vida Consagrada. Ausencia notable la del Cardenal alemán Karl Kasper, Presidente del Consejo Pontifico para la Unidad de los Cristianos; quizá porque el ecumenismo no es una de las prioridades de esta Conferencia; opino yo.

Cuando uno de los encargados de un Dicasterio habla, expresa la voluntad del Papa y de la oficialidad romana. Ellos están aquí para asegurar esa voluntad. Por eso sus alocuciones fueron escuchadas con sumo cuidado. Cada uno disponía de siete minutos. En dos ocasiones, el implacable semáforo encendió la luz roja y, dada la importancia de sus palabras, el Presidente usó de su benevolencia para extender el tiempo dos minutos más. Pasado ese tiempo, el micrófono de apagaba, sin importar que el orador fuera un respetado Cardenal. No de otra manera hubiéramos podido escuchar todos los discursos programados.

El próximo paso será decidir el orden de trabajo (según el reglamento) para después nombrar los grupos, las comisiones y las subcomisiones. El Presidente, Cardenal Errázuriz, con suma cordialidad se acercó a los cuatro representantes "de la Reforma" (así nos clasifican a partir de ayer martes en la tarde) para animarnos a participar con mucho entusiasmo en las comisiones y presentar nuestros puntos de vista. También se nos concedió cinco minutos para que uno de nosotros hable a nombre del grupo "de la Reforma". El Dr. Míguez preparará el primer borrador de ese discurso y después los demás haremos aportes y observaciones. Nuestra intervención será este fin de semana o en los primeros días de la próxima.

¿Y a qué se debe que me detenta en la explicación de estos detalles procedimentales? A que el procedimiento, junto a la liturgia diaria, forman parte esencial de esta Conferencia. Tanto el reglamento como la metodología de participación, facilitan el producto final. Y ya el Presidente advirtió que de Aparecida deberá salir un producto que puede ser un documento como los de las Conferencias anteriores y un mensaje final. Eso lo decidirán por voto los participantes con derecho a voz y voto. Y los de la Reforma, como es de suponer, no tenemos ese derecho por no pertenecer a la Iglesia Católica. Esto se comprende.

Por lo escuchado en los discursos, las preocupaciones que más se repiten, son: pérdida de la identidad católica del Continente, pérdida de fieles dentro de la Iglesia, pérdida de la moral tradicional, pérdida de la fe en la Eucaristía y avance de la pobreza. De lo que se deriva que los males a combatir podrían ser: el secularismo, las sectas, el relativismo y, ojalá, la pobreza. ¿Serán estos los temas de trabajo? ¿Lograrán los sectores progresistas salvar a la Iglesia de un posible "retorno al pasado"? Mañana después de la misa, tendremos este panorama más claro.

Harold

2 comentarios:

Anónimo dijo...

felicito al Pastor Harold por su exposición que me párece sincera y veraz, asi se puede hablar de ecumenismo sin usar epítetos ofensivos quwe no son dignos del nomebre común de cristiano que compartimos por el mismo bautismo
P. Pedro Ceriani
sacerdote católico Peru

Harold dijo...

P. Ceriani, muchas gracias por leer estas notas y tomar tiempo para enviarme su saludo.
Lo recibo con afecto en Cristo,
Harold